(Mi primera "crónica" entre el bachillerato y la universidad. Hace bastantes años atras, de lo mas bajo y rescatado de los primeros cd´s quemados a 4x. Recuerdo la experiencia, como si hubiera sido ayer... FATAL)
Eran las 11 de la mañana (con cuarenta), cuando después de estar un poco más de 10 minutos sentada en una banca oxidada y rayada seguramente por algún grupo de jóvenes pandilleros de la colonia Las Villas, enfoco a unos metros, que por fin viene el camión que yo esperaba, con un letrero que decía “Multirutas”. Frenó en seco.
Anexo mis pies sobre una escalera de metal, subo tres escalones y le doy una moneda de dos pesos a un señor de muy mal aspecto, que con un tono un poco agresivo me dice: “son cinco pesos muchacha”, entonces saco de mi monedero gatúvelo tres pesos más y se los doy.
Al darme cuenta que no había asiento disponible, opté por detenerme de un tubo que se encontraba en la parte superior del autobús. Fui desplazándome hasta llegar a un taburete desocupado en la parte trasera, pero también, se apoderó de mi la desconfianza peligrosa, ya que se encontraba un trío de hombres mal vibrosos y con aspecto sospechoso.
El chofer conducía con una persona que según parecía, era su acompañante de cabecera, todo el camino intercambiaban palabras y le ayudaba a cobrar. Llegamos a un abarrote mejor conocido como “El changarrito” y el joven bajó a la tienda por 5 minutos aproximadamente. Después se subió con dos tortas y dos coca-colas de un litro. Al parecer era la hora del “lonche”.
Al pasar por Ley Sahuaro, el camión se vació, fue mucha la gente que se bajó por aquel rumbo y lo único que el chofer les gritaba era: “la bajada es por la puerta de atrás”. Se escuchó la voz de un señor que contestó: “Ni madres, me bajo por la puerta de enfrente porque por la de atrás me vas a sembrar”.
Llegando al periférico poniente, fue cuando decidí pararme para bajar y gritar la tradicional frase: “Bajaaaaaaan” !!!
Eran las 11 de la mañana (con cuarenta), cuando después de estar un poco más de 10 minutos sentada en una banca oxidada y rayada seguramente por algún grupo de jóvenes pandilleros de la colonia Las Villas, enfoco a unos metros, que por fin viene el camión que yo esperaba, con un letrero que decía “Multirutas”. Frenó en seco.
Anexo mis pies sobre una escalera de metal, subo tres escalones y le doy una moneda de dos pesos a un señor de muy mal aspecto, que con un tono un poco agresivo me dice: “son cinco pesos muchacha”, entonces saco de mi monedero gatúvelo tres pesos más y se los doy.
Al darme cuenta que no había asiento disponible, opté por detenerme de un tubo que se encontraba en la parte superior del autobús. Fui desplazándome hasta llegar a un taburete desocupado en la parte trasera, pero también, se apoderó de mi la desconfianza peligrosa, ya que se encontraba un trío de hombres mal vibrosos y con aspecto sospechoso.
El chofer conducía con una persona que según parecía, era su acompañante de cabecera, todo el camino intercambiaban palabras y le ayudaba a cobrar. Llegamos a un abarrote mejor conocido como “El changarrito” y el joven bajó a la tienda por 5 minutos aproximadamente. Después se subió con dos tortas y dos coca-colas de un litro. Al parecer era la hora del “lonche”.
Al pasar por Ley Sahuaro, el camión se vació, fue mucha la gente que se bajó por aquel rumbo y lo único que el chofer les gritaba era: “la bajada es por la puerta de atrás”. Se escuchó la voz de un señor que contestó: “Ni madres, me bajo por la puerta de enfrente porque por la de atrás me vas a sembrar”.
Llegando al periférico poniente, fue cuando decidí pararme para bajar y gritar la tradicional frase: “Bajaaaaaaan” !!!
1 comentario:
Al fin!
Qué bien que decidiste hacerlo...
Es buena terapia, sabes?
Saludos Lore :)
Publicar un comentario