miércoles, 23 de julio de 2008

Como si la espera fuera la clave de la circulación, y al final, la aventura.

Cuando se presenta el momento de ruptura entre aquellos que se van y aquellos que se quedan, pareciera germinar la sensación inevitable del no retorno. Para los que se van representa, de algún modo, extirpar una raíz muy profunda de su ser, ya que su partida abriga la esperanza, talvez lejanía, de una reconquista de sí mismos, así como la única alternativa que la vida les ofrece para salir de la "debilidad rutinaria".

Para aquellos que se quedan, la aventura de los suyos tiene la posibilidad de convertirse en hazaña. Aquellos que han partido rendirán frutos y día a día harán cosecha y fortalecerán sus expectativas, dotandolas también de una buena dosis de resignación.

Cualquiera de estas dos posibilidades no despeja ninguna incertidumbre y tan es así que para MI la palabra "ausencia" siempre será difícil de entender, y sobre todo, calibrar!

3 comentarios:

Lito Kinney dijo...

La única resignación de los que se quedan es, de algún modo u otro, seguir en contacto con los que se van, y tratar de vivir junto a ellos, aunque haya 10 mil kilómetros de distancia entre cada uno, sus logros y fracasos.
Ni modo, así es esto de las partidas.
Love ya, Lore

Caro Montes!! dijo...

De pronto la vida nos pega de lleno en la cara, y la hora de crecer nos llega sin previo aviso, y todo lo que conlleva esto, el irse pero sobre todo dejar personas ir!!!

Te cuidas y nos estamos reportando.

Sandra Romandía dijo...

linda